Un niño iba en bicicleta con una cesta de huevos encima.
Golpeó una piedra y cayó junto con la bicicleta.
Los huevos también cayeron y se rompieron.
Una multitud se reunió alrededor del niño.
Como de costumbre, los espectadores empezaron a recibir consejos gratuitos.
“¿No podrías tener más cuidado?”
“¿Qué es esto? ¿Estás andando en bicicleta, casualmente sin atención?”
Un anciano se acercó a la multitud vio lo que había pasado y dijo
“Pobre amigo, este chico tiene que responderle al dueño de la tienda”. Ok, lo ayudaré tanto como pueda”…… diciendo esto, le entregué 500 rupias al niño.
Y también dijo: “Estos espectadores son buenas personas, no sólo te darán consejos, sino que también te ayudarán dándote dinero, acepta su ayuda”.
Los espectadores que observaron los dichos del anciano y sus acciones le dieron dinero al niño.
El niño estaba muy feliz ya que el dinero recaudado fue mucho más que el valor de los huevos rotos.
Uno de los espectadores le preguntó al niño: “Joven, si ese viejo no estuviera cerca, no sé qué dificultades habrías enfrentado con tu dueño”.
El niño sonrió y respondió: “Señor, ese anciano es el dueño de la tienda donde trabajo”.